Dios no es Bombero

por | diciembre 5, 2022

Acordándose de Dios, solo cuando la casa se esta quemando

por Enrique Monterroza

Escrito en Agosto de 2009

“Escucha, oh Dios, mi oración,
Y no te escondas de mi súplica.
Está atento, y respóndeme;
Clamo en mi oración, y me conmuevo”

Salmos 55: 1, 2

Cuando era un pequeño que no pasaba de los diez años padecía de una alergia que hacia que mi cuerpo se llenara de ronchas, como de picadas de hormiga, esa alergia me duraba aproximadamente entre una hora u hora y media, pero era algo muy incomodo para mi cuerpo, que no te lo pudiera explicar.

Nunca supe porque me daba, los doctores solo me decían que pusiera atención a lo que comía y que no lo comiera más si me provocaba alergia. No me daba muy seguido, pero de tiempo en tiempo aparecía por una hora y se iba.

Recuerdo que cada vez que la alergia comenzaba a aparecer, mi corazón comenzaba a palpitar mas rápido, sentía una comezón insoportable en todo mi cuerpo y siempre comenzaba a pedirle a Dios que me la quitara.

Cada vez que esto sucedía siempre le decía a Dios: “Si me la quitas te prometo que el domingo voy a misa”, en aquel entonces todavía no conocía de Cristo, no sabia realmente que era tener una relación personal con el Señor, aun no le había entregado mi vida, pero eso no era impedimento para prometerle cosas si el me echaba la mano.

Luego que la alergia pasaba se me olvidaba la promesa y la recordaba nuevamente hasta que me volvía a dar al tiempo, así pase muchos años de mi infancia prometiéndole a Dios cosas cuando sentía que necesitaba su ayuda.

Ese mismo error cometemos muchos hoy en día, que pedimos ayuda de Dios solo cuando sentimos que nos estamos muriendo, le prometemos miles de cosas y jamás se las cumplimos, pues luego que las aguas regresan a la normalidad, no hay razón para que cumplirlo.

Y es que tratamos a Dios como que si fuera un Bombero el cual necesitamos solo cuando la casa se esta quemando. Mi alergia era insoportable para mí, me picaba cada parte de mi cuerpo y esa misma desesperación me llevaba a clamar a Dios y pedirle su ayuda, para que de esa manera yo luego que me ayudara lo buscara y le sirviera. Pero realmente Dios no tendría porque estar condicionado, pues ¿Quién soy yo para condicionar a Dios?, ¿Qué pasa si tarda o si simplemente no obra como yo quiero?, ¿Me voy para el mundo?, ¿Dejo de creer en El?

Amados hermanos, Dios sin mí, sigue siendo el mismo Dios Todopoderoso, pero yo sin Dios no soy nada. No tratemos de manipular a Dios condicionando su actuar a nuestra fidelidad u obediencia. Dios no se merece que lo tratemos como un Bombero, Dios es mas que eso, El siempre esta ahí aun cuando nosotros no queremos comunicarnos con El, Dios siempre estará ahí esperando el día que nos acordemos de El, no solo para pedir su ayuda, sino también para tratarlo de agradar, ¿Cómo?, con una vida santa delante de El, alejada el pecado y consagrada para El.

Dejemos de pedir auxilio SOLO cuando la casa se esta quemando, Dios es el mejor súper héroe de la historia, pero no quiere que lo tratemos como una solución SOLO para los momentos de caos, El anhela que cada día de nuestra vivir sea una oportunidad mas para acordarnos de El, para platicar con El, sacarle una sonrisa con nuestros actos generosos y llenos de amor y porque no echarle la mano para bendecir a otros.

Amados hermanos, no clamemos a Dios solo cuando la alergia aparece, pues luego que se vaya quedaremos en deuda con El, mejor sirvámosle y levantemos en alto su Nombre con nuestros actos de tal manera que cuando necesitemos ayuda de El no necesitemos pedírsela, pues El estará atento a nuestras necesidades antes de que pidamos su auxilio.

Dios no es un Bombero, El es tu Padre y el mío, por esa razón tratemos de mantener una comunión diaria con El.

Escrito el 29 de Agosto de 2009

Para www.devocionaldiario.com



Un pensamiento en “Dios no es Bombero

  1. maría lazo

    Dios no es un títere para usarlo cuando queramos. El merece TODO LO MEJOR de nosotros. Me encantó la parte donde dice que Dios sin nosotros sigue siendo el Dios Todopoderoso y nosotros sin Él no somos nada. Hermosa reflexión. Vivimos por Él y para Él. Dios le bendiga!

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